Detrás están las penas, las
alegrías, el carácter dulce o agrio, las esperanzas, los sueños, el dolor, la
fe y todas las cosas, pequeñas y grandes que hacen el ser humano. La belleza de un rostro es única, la de los niños y niñas, con la belleza innata de la inocencia y curiosidad que poco a poco perdemos. En una persona adulta mayor, las líneas cual surcos en terreno fértil hablan de experiencia vivida, y la juventud, ah!, ya lo dijo el poeta: divino tesoro!!!
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